lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Y tú qué esperas, Dr. Livingston?

"Supongo" que muchas veces -quizá es ley de vida- nos aferramos a lo conocido mientras esperamos algo. El listón de madera vertebra su vida que ya fue a través de las vetas casi humanas: rubias, desiertas como el color de su nombre, casi a oscuras, como trabajan los taladores y los panaderos, y los médicos de guardia y los niños con miedo, y los viejos sin niños porque casi todo lo añoran...

Asidos como vamos por la vida -lo mismo a un pedazo de madera de cayuco con salitre o de roble bien pulido- percibimos que, a fin de cuentas, quién no espera algo. Qué no espera el vendedor de clínex en la puerta del semáforo; qué no espera un pañuelo tapando una boca con arrugas; claro que espera un cura bendiciendo mientras saluda...; ¿no aguarda el negro que vende cedés al ritmo de carreras pactadas?...

¿Y tú qué esperas?

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